Thursday, April 29, 2010

El coche eléctrico y la burbuja del ladrillo

Que quede claro desde un principio que yo no tengo nada contra el coche eléctrico. Y hasta puedo aceptar que se intente que sea motor de innovación (ahora que enviar humanos a la estación internacional espacial parece que ya no proporciona suficiente motivo de innovación). Lo que sí que me parece ingenuo es que la clase política que dirige este país utilice el aún no concreto coche eléctrico como futuro parche para todo: para reducir las emisiones de CO2, para evitar los despidos de las fabricas de coches, para dar trabajo a las concesionarias y fomentar el consumo, para solucionar el problema de qué hacer con la energía eléctrica producida por la noche, para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, para que las autopistas de peaje sigan siendo un jugoso negocio, además de la ya citada dinamización de la industria española en general.

Todos estos sueños quedarán en eso, sueños, porque el ritmo de fabricación de estos coches será muchísimo más bajo del que sería necesario para actuar de mesías de la economía mundial (y española). Otro enemigo para el despegue del coche eléctrico en España será el déficit del estado Español. Con el precio de mercado de estos coches, y el imparable ascenso del paro en España, serán necesarias las ayudas gubernamentales para costear la compra de unos coches que saldrán a la venta a más de 20.000 €.

Pero volviendo a los sueños de nuestros dirigentes, el coche eléctrico podría incluso revitalizar el sector del ladrillo. Todavía no he oído que el gobierno mencione este hecho: o no lo han pensado todavía o son más rebuscados de lo que me pienso y se lo guardan para ellos. Pero al grano, ¿Cómo podría el coche eléctrico ayudar a las promotoras y constructoras? Construyendo más párkings.

Veamos. En mi barrio casi todo el mundo vive en bloques de pisos. La mayoría no se puede permitir un párking privado, así que aparcan en la calle. El día que tenemos suerte, aparcamos a menos de 200 metros de casa. El resto de los días, podemos aparcar hasta a un kilómetro de distancia (Yo a veces he aparcado en el pueblo de al lado y vuelto andando a casa. Es que vivimos en un pueblo muy denso) . Pues bien, ¿Donde cargaremos las baterías de nuestros flamantes coches eléctricos? Me dice Jérôme, que podrían poner puestos de carga en las aceras (como parkímetros de esos de las películas yanquis). Lo mismo sí. Pero ¿cuantos años se tardaría para que todas las aceras de todos estos pueblos-ciudades de España puedan disponer de una hilera de cargadores eléctricos? Gran oportunidad perdida, porque con el plan E, acaban de rehacer la mitad de las aceras de mi pueblo y, ya puestos, podrían haberlo dejado todo preparado para cuando lleguen esos coches eléctricos.

La solución más sencilla nos la dará el gobierno un día u otro, al anunciarnos que se dispone a dar ayudas (cómo no) al sector del ladrillo destinadas a multiplicar las plazas de párking en España para ayudar al despliegue del coche eléctrico y hacerlo más popular. Cada plaza tendrá su correspondiente cargador homologado por la Unión Europea y seguramente se pondrá como condición que la mitad de la electricidad utilizada sea generada in-situ aprovechando la energía solar o eólica. Vamos, todo un chollo energético.

Vamos, con la de cosas buenas que nos traerá el coche eléctrico, no sé por qué no lo han impulsado antes: Lo mismo andaban ocupados ... matando al coche eléctrico ("Who killed the electric car", las barbas de Mel Gibson merecen la pena)

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